La Ciudad de Nueva York se a convertido el centro de propagacion de la Epidemia.
New York: life from one of the epicenters of the pandemic
--
New York: life from one of the epicenters of the pandemic
Inicia la tercera semana de la cuarentena. Si no fuera por el viejo calendario que tengo colgado en la cocina, que me obliga a cambiar la fecha a mano cada dÃa, serÃa imposible distinguir un dÃa del otro. Ya no hace falta la alarma a las cinco de la mañana. Mi hijo no va a la escuela, solo desayuna y camina dos metros al escritorio, donde está la computadora que le conecta a la lección del dÃa. Puedo hacer mis ejercicios en la sala mientras él estudia. Luego me pongo a revisar su trabajo.
La rutina se repite todos los dÃas. Buscamos cosas para hacer. Mi hijo escribe cuentos, guiones, ensayos (y yo también). Intento trabajar mientras él lee, escribe o ve la tele, pero la verdad es que ya no hay casi trabajo. Luego grabamos videos imaginando que estamos en otro lugar, otro momento.
Inicia el juego del escondite, aunque ya no hay ningún lugar secreto sin descubrir en nuestro pequeño apartamento. Nos ponemos a leer los libros que tenemos en casa por segunda, tercera o cuarta vez. Están cerradas las bibliotecas y las librerÃas. Cansa leer en los libros electrónicos. Vemos videos, pelÃculas, series, noticias. En la pantalla siempre está la cifra de infectados y muertos, que aumenta a cada rato.
No se puede salir afuera. Estamos en el epicentro de la pandemia global, en Nueva York.
Alarmas se escuchan afuera, dÃa y noche. Vivimos frente a un hospital que ya está sobrecargado de casos de coronavirus, o la enfermedad causada por este virus, conocida como COVID-19.
La comunidad tiene toque de queda. Hay un muchacho de 18 años en estado crÃtico con COVID-19. Y hay muchos más en diversos estados de salud, desde crÃtico a prácticamente al borde de la muerte.
La PolicÃa de mi comunidad llama casi todas las noches con advertencias. "No salgan de la casa". Alerta sobre el alarmante incremento de casos de COVID-19 entre los vecinos. La gente sigue saliendo a caminar, a respirar aire fresco, a sentir el calor del sol en sus caras. La PolicÃa quiere que nos quedemos todos adentro porque ellos están sobrecargados con llamadas de gente enferma. No hay suficientes ambulancias para atender las llamadas. Es mejor quedarse adentro para no contaminar a otros o dejarse contaminar.
Unica excepción es para comprar comida. Ayer fui al mercado para adquirir alimentos para mi madre, de 78 años, y mi hijo y yo. Tuve que llevar mascarilla y guantes. Era como entrar en una zona radioactiva. Todos con mascarillas, sin mirarse ni acercarse. Hay muchos productos que faltan en el mercado. Principalmente papel higiénico y productos de limpieza. Yo aprendà de mis años viviendo en Venezuela y mis largas estadÃas en Cuba. Compra lo que hay, cuando hay. Todos tenemos que ser creativos en momentos de crisis. Somos afortunados de tener algo, y de saber que esto no es lo habitual. Algún dÃa, las cosas volverán a normalizarse. Es la esperanza que mantiene nuestra salud mental.
Hace un mes cuando recibà una llamada de la escuela de mi hijo. Lo estaban castigando porque estaba hablando del coronavirus en la clase. Una estudiante en su clase tenÃa tos y mi hijo le dijo que podrÃa ser coronavirus. La maestra se molestó. Dijo a la clase que era falso. "Nadie se va a infectar del coronavirus aquÃ", les aseguró. Mi hijo llegó a casa llorando. Él tiene 8 años, pero es muy inteligente y está pendiente del mundo. Ve las noticias todos los dÃas. SabÃa que estaba pasando con la expansión del peligroso virus, y le causaba mucha ansiedad.
La profesora, como el presidente Trump, no querÃa aceptar la realidad sobre la gravedad del virus. No sé por qué. A lo mejor ella es seguidora de Trump o ve FOX News, donde a diario decÃan que el coronavirus era una mentira usada por los demócratas para destruir a Trump. Realmente no sé su afinidad polÃtica, solo sé que mi hijo tenÃa razón. Una semana después de ese incidente, la escuela cerró sus puertas. La comunidad fue forzada a la cuarentena, junto a todo el estado de Nueva York. En la escuela hay muchos casos también.
Faltas de Trump con su trato caprichoso del coronavirus han resultado en la rápida expansión de la enfermedad por todo el paÃs. Tenemos más infectados que cualquier otro paÃs del planeta, incluyendo a China, donde supuestamente comenzó este coronavirus.
No existe un final a la vista. Nuestra ciudad –la grandiosa Nueva York– está cerrada. Yo estuve aquà viviendo durante el ataque terrorista del 11 septiembre 2001. También vivà aquà durante el huracán Sandy en 2012, que tuvo un impacto devastador en nuestra región. Ninguno se compara con lo que estamos viviendo ahora.
La fecha 11 de septiembre fue terrible, trágico y terrorÃfico. Pero solo fueron algunos dÃas con puentes, aeropuertos, transporte y escuelas cerradas. No hubo cuarentena y no fueron forzados a cerrar todos los negocios del estado. Durante el huracán Sandy estuvimos con apagones en una parte de la ciudad de Nueva York y en varias otras zonas del estado. La casa de mi padre fue destruida por el huracán. Pero todo fue recuperable, y habÃa lugares a los que acudir mientras tanto, donde la vida era más o menos normal.
El covid-19 es un enemigo diferente. Nos ha silenciado toda la vida exterior. No hay cines abiertos, ni restaurantes o tiendas. Los maravillosos teatros de Broadway están en la oscuridad. Millones de personas han perdido sus trabajos porque no hay donde trabajar. Casi nada está funcionando. Estamos en un frenazo colectivo e indefinido.
Todas las mañanas me levanto y trago, ¿siento algún dolor en la garganta? Respiro por la nariz, ¿hay congestión? Toco la frente, ¿tengo fiebre? Estamos todos con el miedo a despertarnos enfermos.
El covid-19 es una enfermedad asimétrica. Para algunas personas, no pasa nada. Otras sienten sÃntomas muy leves. Algunos sufren de forma más grave, pero aguantan y mejoran en una semana. Otras no pueden respirar, y se mueren.
La incertidumbre de cómo nos va a afectar, ni cuándo. No sabemos si somos portadores o inmunes. Vivimos con la incertidumbre de saber si hoy será nuestro último dÃa sanos, o si mañana perderemos a alguien que amamos.
Hay que vivir dÃa a dÃa, siempre en el presente.
La CFM
By.: Medios La C FM
GRUPO DE EMISORAS Y PERIÓDICOS DIGITAL
Inf. 849-450-1067 / 849-450-1067
#MEDIOSFERNANDEZ
#MEDIOSLACFM
PUBLICADO POR:
@LACFMOFICIAL
#SOGRAFER
0 Comentarios