Trump argumenta que el incremento de tarifas hacia México está motivado por el papel que dicho país desempeña en el tránsito de sustancias ilegales hacia territorio estadounidense. Por otro lado, el nuevo arancel a los productos europeos se justifica, según el mandatario, por el persistente desequilibrio comercial entre Estados Unidos y la UE.
Estas nuevas tarifas superan las impuestas a principios de año, cuando se estableció un arancel del 25% sobre ciertos bienes mexicanos. No obstante, los productos amparados por el acuerdo comercial T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) continuarán exentos de estas medidas, al menos por el momento.
En el caso del bloque europeo, el nuevo gravamen del 30% representa un aumento significativo respecto al 20% anunciado en abril. Las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE siguen en curso, pero el aumento arancelario añade presión para avanzar hacia un entendimiento.
También se ha conocido que Canadá recibió recientemente una notificación similar, donde se especifican tarifas del 35% para sus exportaciones hacia el mercado estadounidense. Esta política forma parte de una estrategia más amplia por parte del gobierno estadounidense para renegociar los términos del comercio exterior con múltiples naciones. De hecho, durante la última semana, la administración de Trump ha enviado comunicaciones formales a más de veinte países, notificando los cambios en las tarifas aplicables a sus productos.
Con la nueva fecha límite establecida para el 1 de agosto, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de las negociaciones. Estos cambios podrían tener un impacto considerable no solo en los mercados globales, sino también en las cadenas de suministro y en los consumidores finales.
¿Qué consecuencias puede traer esta decisión?
Expertos en comercio exterior señalan que este tipo de medidas proteccionistas tienden a generar respuestas similares por parte de los países afectados, lo que podría derivar en una escalada de represalias arancelarias. Además, se anticipa que industrias específicas —como la automotriz, la agrícola y la tecnológica— podrían verse especialmente impactadas por los nuevos costos asociados a la importación de bienes.
Por ahora, tanto México como la Unión Europea han manifestado su intención de continuar con las negociaciones, aunque no descartan tomar medidas equivalentes si no se alcanza un acuerdo que beneficie a ambas partes.
La política comercial de Estados Unidos bajo el liderazgo de Trump continúa tomando un rumbo firme y unilateral, con el objetivo declarado de proteger la economía interna y reducir el déficit comercial. Sin embargo, los efectos a largo plazo de estas decisiones aún están por verse. Las próximas semanas serán clave para definir si se logran consensos que eviten un conflicto comercial de mayor escala.
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